jueves, 8 de abril de 2010

Aprendo

Madrugada de horror, te soñé, lo que significa que jamás estaré contigo. Famélico estoy, no como, escribo. Los horrendos vicios como el vivir han matado mi escala del tiempo, mi horas de sueño se apegan a las campanadas que levantan los ladridos y los aullidos. No se escribir, solo sigo el impulso. En fin, sigo con hambre. Vuelvo.

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